El aceite de jojoba se obtiene de las semillas de la planta del mismo nombre; un arbusto originario del suroeste de los Estados Unidos, México, que crece en las zonas desérticas y es muy resistente a la sequía.
Las semillas, con gran contenido en proteínas, eran utilizadas por los aztecas, que le atribuían propiedades mágicas, y por los nativos del desierto mexicano de Sonora, como alimento y medicina. Sin embargo, la principal propiedad de la jojoba siempre ha sido la de preservar la suavidad de la piel.
El aceite de jojoba es una cera líquida , de composición similar a las ceramidas de nuestra piel, notablemente estable frente al calor y los rayos ultravioleta. Penetra de forma rápida y fácil, permitiendo que la piel respire, sin alterar el drenaje de toxinas, la termorregulación y la flora residente en la epidermis.
El aceite de jojoba tiene la capacidad de preservar el efecto de la humedad al reconstituir la película hidrolipídica de la epidermis. Deja la piel muy suave y con un atractivo brillo natural. También nutre y suaviza de manera eficaz el cabello.
Propiedades y aplicaciones
El aceite de jojoba es un excelente hidratante facial. Aplicado por la noche, tras limpiar el cutis, mantiene la piel hidratada durante toda la noche.
Aumenta la elasticidad de la piel y previene la aparición y crecimiento de las estrías, por lo que es muy adecuado durante el embarazo.
Para los cutis secos , el aceite de jojoba desempeña un papel importante al dejar la piel suave y humedecida. En personas con pieles grasas y problemas de espinillas, regula la secreción de sebo.
El aceite de jojoba es muy eficaz en los cabellos quebradizos y castigados, ya que los nutre e hidrata. También es muy utilizado para dar brillo al pelo y reducir volumen, a la vez que facilita su peinado.